HACIA EL TERCER PLAN NACIONAL DE PASTORAL

MISION

SEPTIEMBRE, MES DE LA BIBLIA

MENSAJE DEL PARROCO

Queridos hermanos y hermanas en el señor. Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo este en cada uno de ustedes.


El mes de septiembre es el mes de la Biblia y la Iglesia lo celebra con gran alegría y entusiasmo; el valor del mes es “La Palabra”. La intención de la Iglesia es que durante este mes, es que en todas las comunidades cristianas, se desarrollen algunas actividades que nos permitan acercarnos mejor y con más provecho a la Palabra de Dios.

El III Plan Nacional de Pastoral, con su lema: “Habla, Señor, que te escuchamos” nos propone algunas actividades bíblicas para desarrollarlas a nivel comunitario, personal y familiar. Entre estas actividades mencionamos:

1) La lectura diaria de los textos bíblicos litúrgicos; de esta manera nos unimos a toda la Iglesia que ora al Padre meditando los mismos textos.

2) Lectura continuada de la Biblia. Este mes es propicio para ofrecerle a Dios este esfuerzo. (Te recomendamos la lectura del evangelio de Marcos. No es muy largo, en unas horas se puede leer. Al ser el primero de los sinópticos, los otros (Mateo y Lucas) lo siguen en el esquema general. Por lo tanto es una muy buena "puerta de entrada" al mensaje de Jesús);

3) Oración con los salmos; los mismos recogen la oración del pueblo de dios a lo largo de casi mil años de caminata del pueblo de Israel. Nos acercan la voz del pueblo que ora con fe, y la palabra de Dios, que nos señala esta manera de orar para acercarnos y escuchar sus enseñanzas. En los salmos podemos encontrar una inmensa fuente de inspiración para la oración. Hay salmos que nos hablan de la alegría, de las dificultades y conflictos, de la esperanza, del abatimiento, del dolor, de la liberación y la justicia, de la creación, de la misma Palabra de Dios (salmo 118, el más largo de todos). Aprender a rezar con los Salmos es una "puerta siempre abierta" para el encuentro con el Dios de la Vida.

4) La lectura orante de la Palabra (Lectio Divina). Es un ejercicio clave para el crecimiento en la fe. La fuerza de la comunidad nos alienta para encontrar en los textos la fuerza del Espíritu. Todos aprendemos juntos y nos enriquecemos con el aporte de cada uno. Se puede seguir el siguiente esquema: lectura (lectio), meditación (meditatio), oración (oratio) y contemplación (contemplatio). La lectura orante siempre desemboca en un desafío para vivir. La Palabra de Dios nos desafía a seguir los pasos de Jesús y cambiar nuestra vida ¡Dios les bendiga!